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memoria Niceto Vega

Los edificios de vivienda, en tanto hechos urbanos insertos en la historia de la ciudad, nos hablan de reiteraciones. El disimulo de lo particular en el conjunto no excluye las diferencias de las imágenes de la arquitectura moderna en Buenos Aires. Estas expresiones solidarias de una modernidad porteña ya asumida ponen a disposición un sistema de recursos.

 

Como parte de estos recursos –lingüísticos y materiales- aparece un trabajo sobre el problema de la escala.  Dada por un cuerpo de tres niveles organizados por medio de una repetición asimétrica de balcones “limeños” rehundidos más un remate de líneas horizontales, la fachada queda suspendida sobre una planta baja retirada en la que asoma el volumen del acceso.

 

A pesar de la regularidad tipológica de las unidades, la inclusión de sendos huecos de luz internos a cada bloque organiza la planta y distribuye de un modo particular la luminosidad a cada ambiente. Los tejidos metálicos de los balcones protegen la fuga visual que se da en la abertura diagonal de las esquinas de los dormitorios y filtran la mirada desde el exterior.

 

Escalera y puentes son eventos incluidos en un conjunto compuesto de vigas que devienen antepechos que devienen barandas que, en su ascenso, culminan en la escalera invertida suspendida en el interior del patio. La secuencia inversa desemboca en la escalera separada del suelo de planta baja y la rampa de acceso bifurcada del ventanal. El hormigón en tablas horizontales se asocia a la rugosidad del revestimiento pétreo y la exaltación del amarillo.

 

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